¿La comida llena tu Vacío Emocional?
Muchas veces nos apoyamos en la comida para llenar vacios emocionales o
controlar el mundo externo cuando nos sentimos que todo está fuera de
nuestro control. En el camino nuestro peso cambia, sube o baja y nuestra
imagen corporal se ve alterada, planteándonos si tenemos o no un cuerpo
agradable. Pero... ¿agradable para quién? Nos inspiramos en estándares
sociales que nos dicen cómo debemos lucir y en nuestro afán por ser
aceptadas caemos en las trampas del qué dirán y en la necesidad de
buscar una delgadez extrema. Las dietas y los regímenes deportivos nos
agobian en un intento por controlar el mundo y sentirnos parte de él. Y
es en ese momento cuando aparecen los trastornos de la alimentación.
Los trastornos alimenticios son condiciones complejas que emergen de la combinación de conductas presentes a lo largo del tiempo, entre ellas las dietas y la necesidad de controlar lo que comemos, así como los factores biológicos, emocionales, psicológicos, interpersonales y sociales. Estos trastornos son manifestaciones extremas de una variedad de preocupaciones por el peso y la comida experimentados por mujeres y hombres y entre ellos se incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el comer compulsivamente. Todos ellos son problemas emocionales muy serios que pueden llegar a tener consecuencias mortales, por lo que resulta fundamental que quienes padezcan de ellos busquen ayuda profesional.
Independientemente de estos problemas, la mayor parte de las personas en algún momento de la vida comen emocionalmente sin llegar a desarrollar un trastorno de alimentación. ¿Qué hacer entonces para cambiar? Aunque parece más fácil distraernos con una malteada de chocolate, una torta o una buena hamburguesa, lo más importante es pensar a fondo en lo que está pasando y sentir esas emociones que de alguna manera nos asustan. Arriésgate a ser tu misma y a desarrollar todo tu potencial. Recuerda que para no comer lo que sientes es importante identificar y validar la importancia de tus emociones, hablar sobre ellas con algún amigo o familiar, realizar un paseo que te permita concentrarte, conservar la calma y tomar la decisión de no comer para tapar lo que estás sintiendo.
Hay determinados momentos del día (siesta, tarde-noche, trasnoche) en que nos encontramos consumiendo alimentos que no entran en lo planeado, ni siquiera lo pensado, como pueden ser:
Galletas
Dulces
Fiambres
A veces, simplemente porque abrí la nevera y... “ahí estaba” o el famoso “ves y lo quieres”.
Esta situación vista desde diferentes disciplinas puede entenderse así:
– Un Nutricionista diría que la persona en cuestión puede estar con una alimentación mal organizada en cuanto a compra de alimentos saludables, sin planificación de comidas, sin colaciones (ingestas entre comidas principales) lo que le ocasiona apetito con un consecuente picoteo de lo que encuentre.
Siendo más “detective” el profesional, analizaría el horario de estos comportamientos para determinar luego si corresponde a que la persona está sin hacer algo, si la comida anterior fue pobre en cantidad/calidad, etc.
Lo importante es realizar los ajustes que sean necesarios en cuanto a alimentación, pero sobre todo que la persona tome conciencia sobre aquello que teme que le falte. Y darse cuenta principalmente, que no está sucediendo, que es cuestión de enfocarse en lo deseado y ocuparse de ello.
Los trastornos alimenticios son condiciones complejas que emergen de la combinación de conductas presentes a lo largo del tiempo, entre ellas las dietas y la necesidad de controlar lo que comemos, así como los factores biológicos, emocionales, psicológicos, interpersonales y sociales. Estos trastornos son manifestaciones extremas de una variedad de preocupaciones por el peso y la comida experimentados por mujeres y hombres y entre ellos se incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el comer compulsivamente. Todos ellos son problemas emocionales muy serios que pueden llegar a tener consecuencias mortales, por lo que resulta fundamental que quienes padezcan de ellos busquen ayuda profesional.
Independientemente de estos problemas, la mayor parte de las personas en algún momento de la vida comen emocionalmente sin llegar a desarrollar un trastorno de alimentación. ¿Qué hacer entonces para cambiar? Aunque parece más fácil distraernos con una malteada de chocolate, una torta o una buena hamburguesa, lo más importante es pensar a fondo en lo que está pasando y sentir esas emociones que de alguna manera nos asustan. Arriésgate a ser tu misma y a desarrollar todo tu potencial. Recuerda que para no comer lo que sientes es importante identificar y validar la importancia de tus emociones, hablar sobre ellas con algún amigo o familiar, realizar un paseo que te permita concentrarte, conservar la calma y tomar la decisión de no comer para tapar lo que estás sintiendo.
Hay determinados momentos del día (siesta, tarde-noche, trasnoche) en que nos encontramos consumiendo alimentos que no entran en lo planeado, ni siquiera lo pensado, como pueden ser:
Galletas
Dulces
Fiambres
A veces, simplemente porque abrí la nevera y... “ahí estaba” o el famoso “ves y lo quieres”.
Esta situación vista desde diferentes disciplinas puede entenderse así:
– Un Nutricionista diría que la persona en cuestión puede estar con una alimentación mal organizada en cuanto a compra de alimentos saludables, sin planificación de comidas, sin colaciones (ingestas entre comidas principales) lo que le ocasiona apetito con un consecuente picoteo de lo que encuentre.
Siendo más “detective” el profesional, analizaría el horario de estos comportamientos para determinar luego si corresponde a que la persona está sin hacer algo, si la comida anterior fue pobre en cantidad/calidad, etc.
Lo importante es realizar los ajustes que sean necesarios en cuanto a alimentación, pero sobre todo que la persona tome conciencia sobre aquello que teme que le falte. Y darse cuenta principalmente, que no está sucediendo, que es cuestión de enfocarse en lo deseado y ocuparse de ello.
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